EL EQUILIBRISTA

 

Cierto día llegó al pueblo un equilibrista y se propuso andar sobre una cuerda desde un lado al otro del barranco. Tensó la cuerda de un extremo al otro y cuando estuvo preparado, se subió a ella, extendió sus brazos y comenzó a caminar.

 

Al pronto notó que se movía peligrosamente de un lado a otro, y comprendió que necesitaba un contrapeso para equilibrarse. Así, decidió poner en su mano izquierda el corazón y en su mano derecha la razón. Al poco de andar sobre la cuerda notó que ésta seguía vibrando con intensidad bajo sus pies, de manera que para evitar la caída, se le ocurrió agrandar su razón, y así, con el peso, equilibrarse. 

 

Pero cuanto más agrandaba su razón, más se desequilibra hacia el otro lado con riesgo de caerse. Entonces pensó: "voy a agrandar mi corazón", y mirando a su mano izquierda agrandó su corazón para que con el peso, se equilibrara. Pero cuanto más agrandaba su corazón, más se desequilibra hacia el otro lado, y tenía miedo porque podía caerse al vacío.

 

Después de haber andado bastante tiempo sobre la cuerda, y llegado casi al centro del recorrido, comprendió que la única manera de poder llegar hasta el otro extremo sin caer, era la de equilibrar el peso de su corazón con el de su razón, continuando su recorrido hasta llegar sano y salvo al final.

 

* * *

Fernando Cravioto

29/01/2016

 


Comentarios: 2
  • #2

    Fernando Cravioto (viernes, 05 febrero 2016 11:10)

    Es un placer leer tus comentarios que siempre me elevan el ánimo, FerminaLópez. Gracias por tus comentarios y por compartirlos en la página.

  • #1

    FerminaLópez (viernes, 05 febrero 2016 10:44)

    ...Y ahí andamos siempre en la vida, buscando un equilibrio que no es fácil de encontrar. Muy bonito. Gracias por compartirlo