LA CASA DONDE HABITO

La casa donde habito tiene varias ventanas:

La ventana del ayer, 

la del momento presente 

y la del mañana.

Esta mañana me he asomado a la ventana del ayer 

y he visto a un infante correr, riendo a carcajadas, 

tras una mariposa de colores, 

con toda su ilusión por alcanzarla.

Tras él pasó un tímido adolescente,

de tez morena y ojos de miel, 

que esperaba en la cola de la vida, 

sin saber a ciencia cierta, el por qué.

Al marcharse, ha aparecido un joven 

seguro de sí mismo, y en su ignorancia, 

se veía que creía en lo que hacía, 

pero sin darle apenas importancia.

Guerra, dolor, hambre y pesadumbre 

he visto en la cara desmedrada

de ese hombre que, siguiendo aquel muchacho,

se quejaba de su vida destrozada.

De ventana me cambié, por escapar, 

huyendo de ese triste pensamiento, 

y me asomé a la ventana del presente,

con la esperanza de no escuchar otro lamento.

A un hombre maduro, pude observar,

con cicatrices, y heridas en la cara,

que esbozando feliz, una sonrisa,

otra lograba arrancar de mis entrañas.

Me deleité con la paz y la armonía

de la estampa que veía por la ventana,

mientras tanto la tarde oscurecía,

me apresuré a ir a la ventana del mañana.

Estuve un tiempo, mas no veía nada,

algo de bruma se esparcía por el ambiente.

A un hombre mayor y deslumbrante,

al poco pude ver, al mirar atentamente.

A cada paso que daba más relucía

la luz que le salía del corazón,

e iluminaba la tarde que oscurecía,

impregnándome de cálida emoción.

La casa donde habito en esta vida,

tiene ventanas para mirar aquellas cosas...

las del ayer, las del presente y del mañana,

que unidas todas en una, son hermosas.

* * *

Fernando Cravioto

21/07/2014