LA SOLEDAD
¡Qué valientes somos!
Que cruzamos el puente hacia este mundo
de un salto...
que dura apenas un segundo,
y al dar a luz...
nos sumimos de un golpe, en lo profundo
del olvido...
de porqué nacimos a este mundo.
Ciegos, en el olvido de quiénes somos,
nos sentimos a este otro lado del velo...
De nosotros se apodera el desconsuelo
y aun no estándolo, nos sentimos solos.
El miedo al desamor nos sume en la oscuridad
implantándose sin remedio en nuestra alma...
arrebatándonos de un golpe nuestra calma,
y hundiéndonos impunemente en la soledad.
Nacer para morir, viviendo solos...
Morir para nacer de nuevo al viento...
que en susurros nos trae este lamento:
Que la vida nos mueve entre dos polos.
El amor y el miedo,
el bien y el mal,
la luz y la oscuridad,
lo bello y lo feo...
Pero yo elijo el amor,
el bien y la claridad,
la belleza y la beldad,
y de la vida, el color.
Viviendo conmigo, siento
que soy el fiel compañero
que a este otro lado del velo,
me acompaña en mi lamento.
* * *
Fernando Cravioto
22/03/2014
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Fernando Cravioto (jueves, 09 julio 2015 18:54)
Gracias, Mari Carmen. Al nacer, se nos olvidó para qué vinimos, mas ¡qué valientes que somos! Sólo el amor nos conduce por el camino cierto.
mari carmen (jueves, 09 julio 2015 12:50)
Precioso poema y muy cierto. Se nos olvidó al nacer para que estamos aquí, y siempre andamos debatiéndonos entre dos aguas.