LA NIÑA CEBOLLA

Con un pie tras del otro, día tras día, 

sin pararte a pensar qué hacer en la vida, 

te has hecho mayor, caminando deprisa,

y la niña que eras, la has perdido de vista.

Por la tarde, cansada, y de arrugas vestida,

te has sentado a la puerta, cuando el sol ya declina, 

abatida, perpleja, agotada y sumisa,

añorando tal vez, el calor de esa niña...

deseando en tu seno sentir las caricias,

y las risas abiertas de profunda alegría,

que recuerdas de antaño, cuando aun las tenías.

Te devuelve el espejo una abrupta sonrisa,

que te aleja, molesta, de la imagen tan linda

que en el centro, descubres, de tu ser que agoniza,

requiriendo a tu dios, a esa niña que admiras.

Una capa tras otra, de experiencias vividas,

han envuelto tu rostro y apagado tu risa...

engrosando tu cuerpo cual cebolla divina,

que contiene en su centro, claridad que ilumina.

Desprenderse las capas que te impiden la brisa,

para robarle al tiempo, lo que el tiempo te sisa,

y encontrarte de nuevo con la faz vespertina,

de esa niña que brota, en la tarde, sin prisas.

Al quitar capa a capa, el dolor se avecina...

Mas el llanto que aflore limpiará tus heridas.

* * *

Fernando Cravioto

17/06/2014